Rebeldía juvenil y caos de las grandes ciudades, Mengers abre las avenidas de Golly para darle una nueva visión al rock.
Es emocionante cuando el concepto del rock evoluciona. Ese momento en que te das cuenta que no se le puede encasillar al mundo de las guitarras eléctricas con hombres de pelo largo tocando a puro overdrive con chamarras de piel (que ya no hay que usar), y demás indumentaria cliché, es resanador, y cambia ese ideal hasta machista del que el género siempre debe competir en lo más alto. Mengers ha luchado por no vivir debajo del concepto tradicional del rock y con su nueva producción, Golly, lo comprueba.